En el año 13 a.C. un hombre llamado Cloelius mandó construir una muralla de granito con 85 torres en Lupus Augusti.
Cuando esa muralla se acabó, un niño llamado Fabio y una niña llamada Caura subieron.
Desde allí arriba podían ver todo Lupus Augusti, y también el pueblo vecino.
Esa misma noche subieron y allí durmieron, porque eran pobres y no tenían casa.
Y así fue durante muchos días, hasta que un guardia los pilló y se los llevó al emperador Augusto. Fabio y Caura fueron criados de Augusto durante siete días y después fueron llevados a una casa parecida a las cárceles de ahora y metidos en una habitación con rejas.
Solo tenían para comer y beber un vaso de agua y siete panes.
A los tres días escaparon de aquella cárcel con otro niño llamado Lucuose Maeo.
Llegaron a un bosque y encontraron a un lobo.
El lobo estaba enfermo, por eso Fabio, Caura y Maeo lo cuidaron. Al día siguiente fueron con el lobo a Lupus Augusti, pero se pusieron hojas por el cuerpo y no los reconocieron.